Hemos probado la exoplastia y sí, funciona. ¿Adiós queratina?
- nataliasanr22
- 17 mar 2016
- 6 Min. de lectura
Una historia en primera persona sobre alguien que detesta sus rizos y que ha probado este nuevo tratamiento de alisado. El cómo, el cuándo, el cuánto, el dónde y el porqué de esta queratina mejorada
"Hay un capítulo de la cuarta temporada del reality de 'Alaska y Mario' en el que ella sintetiza brillantemente mi sentir vital hacia el pelo que Dios (o mis genes, vaya) me ha dado. "Hace calor, hace humedad, se me va a rizar el pelo y me voy a poner de mal humor", dice hastiada, preveyendo milimétricamente el desastre que tan bien conoce. Esa, a nivel capilar, es la historia de mi vida. Hay mujeres a las que les chifla el pelo rizado; yo no estoy entre ellas. Cada vez que me animan a quedeje en libertad mi rizo natural "porque seguro que me queda genial", un escalofrío de terror recorre todo mi cuerpo. Mi novio, con el que comparto mi vida desde hace 15 años, me ha visto con mi pelo "de verdad" en contadísimas ocasiones (enfermedad de la que tienes que pasar en la cama, vacaciones en lugares con humedades tropicales y situaciones dramáticas controladas) y sigo gritando '¡no me mires cuando me estoy secando el pelo!' cada vez que noto que se acerca durante el proceso. Es más, toma confesión salvaje: un día llegué bastante más tarde a trabajar porque mi plancha-amor de mi vida-ghd murió, me negué a ir con el pelo rizado a la redacción donde trabajaba antes, y pasé por una peluquería. Sí, aquella plancha tuvo una vida longeva y consagrada a mi melena, pero un día no lo pudo soportar más y se apagó para siempre.
Antes de llegar a las ghd, a las que adoro como a un ser vivo, he probado de todo para tener el pelo liso. Recuerdo detestar mis rizos desde pequeña (culpo a una peluquera que repetía sin cesar "esta niña tiene el pelo fosco, pero de muy buena calidad") y recuerdo sentirme muy a disgusto con ellos según me hacía mayor. Sé que puede sonar exagerado, pero mi pelo natural me hace sentir incómoda. No me gusta. Lo intenté durante muchos años, con muchos cortes diferentes y con muchos peluqueros diferentes, y la cosa no ha funcionado.
Sé clasificar la geografía española, la europea y la mundial por la capacidad de ciertas zonas por rizarme el pelo, y con solo poner el pie fuera de la estación de Sants (o el puerto de Ribadesella, en Asturias, que es mi segunda casa) decir cuánta humedad hay en el ambiente. Por tirar un poco de archivo, por si hay alguien que todavía no cree que lo haya dado todo en esta lucha, un dato más:mi abuela me planchaba (literalmente) el flequillo ante mi desesperación por tener lisa alguna porción de mi pelo; compré todos los secadores con aparatito periférico para alisar que aparecieron en el mercado hace una década; he catado lo que el alisado japonés y similares tienen que ofrecer; la queratina se convirtió rápidamente en una palabra muy habitual de mi vocacabulario y de mi agenda; y sé lo importante que es usar champús sin sal.
En definitiva: no quiero tener el pelo rizado y me afano mucho para que así sea. Siempre he sido muy aplicada en todo lo que me propongo, las cosas como son.
Y entonces llegó la exoplastia.
Hasta que esta palabra apareció en mi vida, yo le había jurado un amor muy verdadero (y duradero) a la queratina. Esta, de hecho, me parece la bomba y me cuesta mucho restringirla a las dos veces al año recomendadas. Me gusta mucho cómo me deja el pelo la queratina porque no lo alisa del todo, le da bastante rollo. Y, además, noto cómo nutre mi melena y cómo la hace brillar. Que quede claro: la queratina y yo estábamos pasando un momento realmente dulce cuando la exoplastia llegó a mi vida. Eso sucedió un día en el que Marina Valera, editora de belleza de www.vogue.es, me contó que había un tratamiento nuevo para alisar el pelo que "llevaba mi nombre". Yo escuché "alisar el pelo" y alrededor de mí salieron destellos brillantes como el 'emoji' de las chispitas.Además, 'exoplastia' me sonó a título de canción de Muse y eso me gustó aún más. Este tratamiento lo tienen, prácticamente en exclusiva, en Art Lab, en Madrid. Me dieron cita para un viernes después de comer... y esto fue lo que sucedió.
Primero, Luciano de Paoli me explicó concienzudamente en qué consiste la exoplastia y en todo momento me dejó muy claro que no alisa del mismo modo que la queratina. Me contó que es un tratamiento formado por proteínas de colágeno que proporciona uno de los mejores resultados de alisado a la vez que hidrata, fortalece, trata la cutícula, cierra las puntas abiertas y potencia la largura y el brillo del cabello. Algo así como una "queratina mejorada", con la importancia de que no contiene formol ni derivados. En principio la exoplastia fue ideada para cabellos con poco volumen, con tendencia al encrespamiento o sin brillo, pero Luciano me dejó claro que, de verdad, todos podemos beneficiarnos de ella ya que protege al cabello de los procesos químicos y físicos del día a día causados por los tintes, las decoloraciones y la contaminación, entre otros. Eso sí: cuanto más natural el pelo (sin tinte, decolaración, otros tratamientos...), mejor. Lo siguiente fue el tratamiento en sí y el proceso de aplicación, alisado y peinado.
En total fueron algo de más cuatro horas en las que Luciano me lavó y aclaró el pelo, me aplicó diferentes productos a los que dejó hacer su magia, me secó el cabello a conciencia y lo alisó, mechón a mechón, con la plancha, a altísima temperatura. Las consignas post exoplastia son básicamente iguales que las de la queratina: tienes que estar sin lavarte el pelo entre dos-tres días y si algún mechón se riza, tienes que pasarle rápidamente la plancha para mantenerle en su sitio. Además, no debes recogerte el pelo para no causar marcas y tampoco debes ponerte gorros o sombreros que puedan dejar huella. Cuando te lavas el pelo, todos los productos que utilices han de ser sin sal y para eso los de Aveda son los mejores, como pasa con la queratina. Debo confesar que como Luciano me advirtió en varias ocasiones que no esperara lo mismo de la exoplastia que de la queratina, me dio miedo el resultado cuando yo me lo lavara en casa. ¿Qué pasaría? ¿Cómo se quedaría mi pelo? Él me insistía en que esta era una ayuda excepcional para hacer más manejable el pelo, y eso era con lo que me tenía que quedar.
Y bien, el día llegó. Me lavé el pelo y... se quedó ideal. ¿Sabes esa ondita controlada que ves en el pelo de Freja Beha o de Jamie Bochert y que quieres de una manera muy visceral? Pues esa. La conseguí. El pelo me brillaba mucho, no estaba lacio ni liso como una tabla (eso tampoco me gusta), estaba súper sano y podría haber renunciado a pasarme la plancha perfectamente. No lo hice porque no puedo cortar de un día para otro a la relación que tenemos establecida desde hace tantos años. Desde un año, más o menos, voy a la peluquería con el iPhone lleno de fotos del corte de pelo que lleva Edie Campbell en la campaña de Black Opium, de Saint Laurent, y del ya clásico deJamie Bochert (y siempre pensando en Alison 'Diosa' Mosshart) y la exoplastia es perfecta para que se marquen las capas y para mantenerlas a raya, y con un punto súper cool.
Y ahora, la segunda cosa más importante: ¿cuánto duran los efectos del tratamiento? En Art Lab informan de que, como mínimo, 3 meses, aunque lo normal es que se sigan notando hasta los 5. ¿Y cada cuánto está recomendado hacerse este tratamiento? Se puede repetir una vez pasados esos tres primeros meses o cuando se empiece a notar que deja de hacer efecto porque, al contrario que la queratina, no altera la estructura del cabello; así que se puede hacer tantas veces como se quiera.
Todavía me acuerdo de cuando le pedí, con unos 17 años, a un peluquero de mi barrio que me hiciera un corte de pelo que me mantuviera lisa la parte de arriba del peinado y algo ondulada la de abajo. Soltó una risa irónica de esas de "qué lista, eso quieren todas" y me dejó claro que con mi pelo, era imposible. Bueno, pues no. No lo es. He tardado unos cuantos años en hacerlo realidad, pero lo he hecho. Ahora viajar hacia latitudes húmedas no me causará ansiedad, ni me pondré de mal humor cuando llegue a un sitio donde llueva o haga mucho calor y note cómo mi pelo se rebela..."
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