Semana de la moda en París
- nataliasanr22
- 4 mar 2016
- 8 Min. de lectura
Elie Saab
Otoño-Invierno 2016/2017

Un traje con cuerpo de encaje, unos shorts de chifón y flotantes hilos de seda: ¿de verdad que la meticulosa Elie Saab nos está revelando su alma de zíngara? El diseñador lleva ya un tiempo relajando sus looks y su Alta Costura de esta temporada, inspirada en la India, ya supuso cierto preludio de este prêt-à-porter otoño/invierno 2016-17. Un estampado de topos discreto decoraba la invitación y fue la primera señal de que la emperadora del encaje nocturno estaba cediendo terreno. “Quería libertad”, dijo Saab en el backstage, una vez que la cantante danesa MØ había terminado de montar el escenario.
Aunque los looks de encaje se perfilaban en negro, había juegos de diferentes texturas o de retazos de piel que contrastaban con las tonalidades oscuras, completado con botas púrpuras de ante hasta la rodilla o ese mismo color exuberante en zapatos de plataforma atados al tobillo con el mismo tejido. Lo que marcó la diferencia fue el estallido de color de la primera parte del desfile. Tenía que ser Carmen, la ópera sobre la muchacha gitana; la veía seguir con pasión a su amante a las montañas, primero con un vestido de delicado estampado de flores rojas y azules sobre encaje negro; después algo más atrevida con una torera borda combinada con pantalón ajustado y negro; por último, con una chaqueta de cuero deslizándose sobre un vestido largo, del color rojo de un cielo atardecido mezclado con el azul de esponjosas nubes.
Miu Miu
Otoño-Invierno 2016/2017

La intensa y seductora voz de Elvis, la música envolvente deRachmaninoff y la serenidad femenina cerraron la temporada internacional de París. Una colección de prendas bien definidas, de busto redondeado y faldas hasta el tobillo llegaba esta vez de las manos menos esperadas: Miuccia Prada y su colección Miu Miu. “La belleza de modos diferentes, pero belleza”, dijo la diseñadora italiana, cuya estética deliberadamente ‘fea’ cambió la forma de ver la moda en los 90.
Pero ya no había nada de aquellos colores ácidos, los cortes incómodos o las mezclas difíciles. El front row estaba lleno de estrellas de cine ultrajóvenes en ciernes que se sentirían atraídas por el por poder del denim, aunque me sorprendieron en Miuccia muchas chaquetas y vestidos con bustos de elegantes líneas. No tanto los zapatos, que tenían esa perversidad tan típica de los stilletos de Prada con tacones de aguja acabados en un disco del tamaño de una moneda con el que remachar el suelo. El público estaba rendido a las modelos, con algo más de peso y con más curvas que de costumbre, esperando para que llegaran a su sitio.
Era el país de las damas elegantes; perlas en el cuello y gruesas telas que casi eran tapices con sus estampados de estilo Art Nouveau. Había faldas largas y una alternativa igual de retro: los pantalones estilo jodhpur. Pero también había encanto y alegría en esta colección. Por supuesto, aparecieron los conjuntos de jersey tan Miu Miu, el terciopelo combinado con denim o los abrigos y faldas de damasco que irradiaban ironía. Pero este toque diferente iniciado en Miu Miu enciende una nueva chispa de cara a la próxima temporada. La voz de Elvis cantaba Surrender, “ríndete”, y ¿por qué no?
Louis Vuitton
Otoño-Invierno 2016/2017

¿Tiene tanto poder Louis Vuitton? Su diseñador piensa en la ciudad inundada de la Atlántida y el día del desfile en París cae un diluvio de proporciones bíblicas… Para resguardarnos de la lluvia, el espacio reservado para el desfile se componía de cubículos construidos a modo de carpas en la parte trasera de la fundación de arte Louis Vuitton ubicada en el Bois de Boulogne.
En el interior, no podían faltar los efectos artísticos; estos fueron a cargo del artista francés Justin Morin, que recreó un paisaje neandertal de rocas espejadasque marcaban el camino a las modelos.
Para más entretenimiento, toda una pandilla de celebrities posando de una en una –de Alicia Vikander a Selma Blair pasando por Léa Seydoux o Jennifer Connelly– junto al director creativo Nicolas Ghesquière ataviadas con minifaldas, tops de tirantes y, a ser posible, con un bolso LV bajo el brazo. En el centro de la alineación, Catherine Deneuve, con un abrigo azul de sastrería y un halo chic mucho más real.
En este ultimísimo día de las semanas de la moda, que empezaron en Nueva York, después Londres, Milán y hasta llegar a París, la multitud se agolpaba para la escena final. Y aunque no hubiera montado tanta locura y alboroto alrededor delshow de Louis Vuitton, la colección exhibida habría sido igualmente un compendio excepcional de lo que se debe llevar hoy día.
Quitemos todas las distracciones, la pasarela ondulante o los focos brillantes, y aun así había prendas poderosas y modernas en la línea del sport futurista del diseñador.
“En Louis Vuitton, mi misión consiste en generar nuevos clásicos y reflexionar sobre ellos, decidir hasta dónde se debe desabrochar una camisa, cómo se visten las mujeres hoy día; pero yo no he inventado nada”, dijo el diseñador.
Nicolas presentó una colección honesta, con sus sorprendentes combinaciones de diseños híbridos, por ejemplo, una chaqueta corta y entallada con un pantalón que parecía entre un chándal y unos joggers. Pero el diseñador puede haber subestimado sus dotes creativas. Por ejemplo, había monos de corte esquelético que resultaban estar hechos en punto y el cachemir estaba tratado de manera que parecía tejido sintético deportivo. Hubo momentos brillantes entre los que se contaba un corpiño por encima de la blusa, su rudeza a juego con unas rotundas botas de cordones.
El diseñador dijo que quería aplicar los métodos digitales en las telas de lujo, y sabiendo que las referencias al deporte son ahora parte de la moda dominante,vinculó la alta tecnología con la clásica cachemira.
¿Y los bolsos? Miraron hacia el pasado: clutches moteados de leopardo, totes con el monograma en grande, bolsos de viaje de cuero…, pero ya no eran el gallo del corral. Desde que Nicolas tomó el relevo de Marc Jacobs al frente de Vuitton hace unos dos años y medio, las prendas cobran más coherencia temporada tras temporada. Un poco de historia aderezada con futurismo marcó la corriente de este desfile. Y aunque esta temporada haya caído un diluvio, este ha servido para lavar un montón de ideas, y poner en claro el tratamiento de los tejidos y el estilo que las mujeres de hoy demandan.
Chanel
Otoño-Invierno 2016/2017

En los mejores sueños de la moda... todo el mundo se sienta en un front row de pequeñas sillas doradas; se ven los pies de las modelos calzados con botas híbridas de piel y encaje; el tejido de cada diseño, del tweed rosa al denim azul, está al alcance de la mano; y puedes llegar a contar las perlas grandes y brillantes que se enroscan alrededor del pecho.
Karl Lagerfeld lo hizo realidad en Chanel, con un desfile de una única primera fila cuyos asientos se perdían en los confines del Grand Palais hasta más allá de donde alcanzaba la vista mientras el sol se vertía a través de la cúpula de cristal.
"Todo el mundo está en el front row, y esto es un show sobre la vida diaria", dijo Karl, en referencia a las ‘sensatas’ faldas hasta la rodilla cuya cremallera podía bajar y subir a medida para esas modelos que emprendían su larga y serpenteante caminata por los pasillos formados entre las sillas. A elección de cada mujer. Era el Día Internacional de la Mujer y Karl estuvo atento.
Pero tal vez la verdadera fortaleza de este show no estuviera en la ropa, que era casual, moderna y de corte amplio para dar buenas zancadas con ese zapato plano. Tampoco residía en el delicado equilibrio que ofrecía esta colección en relación con el exquisito trabajo hecho a mano de la Alta Costura de Chanel. Estaba en la idea de que la moda ya no es para la élite. Es para todo un mundo abierto a los medios digitales y regido por ellos.
El desfile ofreció imágenes de Instagram perfectas de absolutamente todo el mundo, de Pharrell Williams a los clientes asiáticos; de los bloggers que celaban a Anna Wintour al lado del ahijado de Karl, Hudson; o de Inés de la Fressange y su equipo de televisión; e incluso una mujer con un perro lanudo que se parecía a su bolso. Todas fotos de clic (o de 100 clics).
Karl nos demuestra una vez más que es capaz de traer el estilo de Coco a nuestros tiempos. Los efectos acolchados en las chaquetas de cuero, las sudaderas desabotonadas en la parte posterior dejando un hombro al aire, los suéteres con remaches y los pantalones holgados con rosas impresas digitalmente, todos ofrecieron una visión pragmática de la moda Chanel. No había nada demasiado preciosista, ya que incluso los pocos trajes nocturnos eran muy simples en blanco o negro.
Pero aparecieron las perlas, sello de Mademoiselle Chanel. Karl quiso enrollar los bucles de estas enormes, gordas y relucientes bolas color crema sobre casi todo, desde el tweed a los LBD o las tiras al cuello de los sombreros. Muy cool. Muy Coco. Muy inteligente por parte de Karl.
Saint Laurent
Otoño-Invierno 2016/2017

Después de tres años de obras en el edificio, quería celebrar aquí el desfile”, dijo Hedi Slimane, como si fuera la cosa más natural del mundo llevar invitados a la dorada mansión de París, impecablemente reformada, y ofrecerles, bajo un silencio que sólo rompía el anuncio de cada número, una parodia 'Felliniesca' de los años 80.
El desfile estaba planteado con tanta perfección que cada diseño se adaptaba a la figura describiendo una curva muy erótica: en el caso de Le Smoking, la chaqueta llevaba una gola de payaso y el escote salpicado de transparencias; las faldas cortas acariciaban unos muslos revestidos de finas medias negras; los hombros muy elevados, como en un lujoso abrigo en piel royal blue que sobresalía incluso más que el legendario chubby, aquel con el que el propio Yves Saint Laurent desafió a la sociedad de hace medio siglo.
Para la marca, fue el golpe de gracia de un diseñador a punto de marcharse o la vanguardia de un genio, dependiendo de cómo gire el mundo para Slimane.
Nadie habrá sido capaz de dejar atrás las escaleras de mármol del bello y renovado edificio sin que lo visto le haya provocado cierta reacción, esas prendas impecables de vulgaridad desenfrenada.El maquillaje presentaba el glamour estridente de la fotografía de Helmut Newton. Los hombros, como en los días de gloria de YSL, eran grandes y atrevidos, y en la actualidad reducidos muchas veces a un solo alerón elevado.
Aún así, el efecto podía llegar a ser dulce, casi encantador, cuando una chaqueta blanca moteada de manchas de tinta tipo grafiti, combinada sobre un vestido drapeado de falda corta, nos recordaba los primeros desfile de Hedi en los que retrataba a esas jovencitas de Los Ángeles siempre dispuestas a divertirse.
Este show era absolutamente parisino. Comenzó con la voz rasgada del compañero de Yves, Pièrre Bergé, sentado delante del trío sagrado formado por YSL, su musa Betty Catroux y la actriz de eterna fascinación Catherine Deneuve.
El contraste entre esta primera presentación y la extravangancia tecnológica de Hedi –llena de sonido, luz y estructuras mecánicas espaciales, todo ello ante un público de pretendidas estrellas del rock– era abrumador.
Pero no era un desfile basado en la insolencia y la imperfección, sino de modelos más que perfectas y acabados exquisitos en cada puntada desde los 'alerones' de los hombros hasta los ribetes de las chaquetas. Los zapatos eras altos y puntiagudos, stilletos que alargaban las piernas en color amarillo canario o fucsia.
En la planta de arriba, en las habitaciones-estudio del ático, Hedi le daba un abrazo a una emocionada Deneuve, que se llevaba al pecho una mano temblorosa en señal de la fuerte emoción que sentía.
Un Escándalo, el mismo nombre que lleva la reciente exposición dedicada a la impactante colección de Yves de 1971 y que alberga la Fundación Pierre Bergé Yves Saint Laurent de París: así fue el desfile de Hedi Slimane, todo un triunfo.
Si bien hay mucha atención puesta en si el diseñador se quedará o no en Saint Laurent, este planteamiento feroz que lleva a los límites de la decencia y la decadencia el legado de Saint Laurent no será olvidado fácilmente.
Pensaba si, con el revuelo causado por Vetements y sus hombros exagerados y faldas cortas, no sería este Saint Laurent de Hedi la otra cara de la moneda: no se trataba quizá de aquel estilo de los 80 reconvertido en urbano, sino que este desfile, con su costura exagerada y pomposa, reinterpreta el modo de crear moda del futuro a través del pasado.
Comments